EFÍMEROS DESTELLOS: MAMMILLARIA BACKEBERGIANA

miércoles, 22 de septiembre de 2010

MAMMILLARIA BACKEBERGIANA

Fué un cactus que me llegó por casualidad, su antigua cuidadora quería desprenderse de él y conociendo mi debilidad por estas plantas me lo regaló. Mammillaria dura donde las halla, al principio por mi inexperiencia la he hecho soportar de todo, escesos de riego, fríos extremos, sol veraniego directo, sustratos de todo tipo... y ahí sigue la campeona creciendo sin quejarse lo más mínimo, y sin faltar a su cita floral cada primavera.

2 comentarios:

Rosa Mari.23 de septiembre de 2010, 4:27
Mi amigo y sus captus, me gusta esta, un poco extraña, tiene a quién parecerle... y con lindas floresitas que se llenan de lo más calmado. Supongo que como todos tendrá sus espinas ahí bién puestas para que nadie le haga daño.
Sigue cuidadndo tus flores, jardinero, que te darán el mejor regalo para tus sentidos.
Un beso con flores y sin espinas. Cuidate hoy y siempre.
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Mirta Pagola22 de diciembre de 2010, 18:47
Gracias hoka por seguir compartiendo.
FELICIDADES!
Paso a desearte LO MEJOR!!!
Mirta
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La identificación de cactus no siempre es fácil, algunos se diferencian entre sí por detalles que aveces son mínimos (...una pua más en las areolas, puede ser un ejempplar idéntico en apariencia pero que da una flor diferente, etc...). De hecho un mismo ejemplar puede venir catalogado en distintas guías especializadas sobre el tema con nombres diferentes (ni para l@s mism@s espert@s es sencillo), así que no es de extrañar que me equivoque yo también al dar algún nombre, de antemano disculparme. Y por favor, si alguien cree conocer alguno de ellos que me lo comente, le estaré muy agradecido.

Más allá del mismo gusto por conocer variedades, es importante saber el nombre de las mismas de cara a informarnos sobre las condiciones que necesitan para vivir.

EFÍMEROS DESTELLOS

De repente una idea irrumpe pidiendo espacio para expandirse, algo que no debería tener demasiada transcendencia por su contenido pero que toma cuerpo al latir del deseo inspirador que lo sustenta, algo que sin responder a lo prioritario asoma su cabeza despertando buenas corazonadas y ensimismándonos en un pequeño universo de sensaciones cautivadoras. Y que entre el griterio de tanta urgencia, mantiene un susurro, constante, melódico y cálido que acaricia sigiloso recovecos de nuestro ser, casi olvidados por los desatinos de los roles engañosos y frenéticos que asumimos.

"¿Pero no será un simple capricho, un desvarío que nos hará perder el tiempo?"

Siempre hay mucho por hacer, muchos proyectos, metas, asuntos por resolver... lo cual nos sirve de precedente para reafirmamos una y otra vez en que hay que aprovechar el tiempo.

¿Pero qué es aprovechar el tiempo?, y ¿qué es perder el tiempo?. ¿Qué criterios son los que dictaminan el enfoque correcto en lo que hacemos, y en base a qué?, ¿ en la cuantía obtenida?, ¿en la palmadita en la espalda?, ¿en la proyección profesional?, ¿en ser aceptad=s?, ¿alabad=s?... La afirmación en la respuesta a estas preguntas podría ser sincera y válida dependiendo de la persona, pero creo que ha de verse complementada por la obtención paralela de frutos que nos nutran a otros niveles, ya que aveces cosechamos por cosechar idealizaciones suculentas que al catarlas nos resultan de lo más insípidas, cuando no indigestas. Como dice cierta coplilla "no siempre lo urgente es lo importante". Al final de cuentas tod=s lo que pretendemos es ser felices, sentirnos plen=s, y esto aveces responde más al "cómo" que al "qué".

En medio de los dilemas del Si y del No, entre lo urgente y lo importante, el canturreo susurrado continúa, hasta que inconscientemente acabamos cantando en voz alta. Al darnos cuenta, una nueva pregunta más constructiva sirve de trampolín para impulsar la idea hacia la consumación del deseo, ...¿Y por que´no?, es más, ¿y por qué no ahora mismo?.
Y es así como una cosa lleva a la otra, y de un simple hábito que podría considerarse como hobit nace esta idea que os presento aquí: "Efímeros Destellos". Un blog dedicado sencillamente a plasmar la floración de mis cactus, sin reseña alguna que dote de rigor científico este escaparate de colores, donde puede colarse algún comentario pero sin mayor pretensión que apuntar al detalle, ni mayor intencionalidad que invitaros para que os asomeis a mi balcón.

El cultivo de plantas siempre me ha supuesto una oportunidad estupenda para centrarme, sirviéndome de bálsamo relajante y de llave maestra para tener conversaciones conmigo mismo. Con las plantas también converso. Si si, ellas con su pigmentación y su textura, con sus hojas o sus pinchos, me cuentan como estan, si tienen ganas de tomar el sol o pasar más tiempo a la sombra, si tienen sed, frío... y yo por mi parte les contesto prestandoles atención, cubriendo sus escasas demandas y extasiándome con los detalles de su naturaleza. Seres vivos que desde su mutismo tiran de nostotr=s para despegarnos de pensamientos superfluos y ofreciéndonos como trueque por tan liviana dedicación, conexiones con el presente, portales abiertos a lo que verdaderamente somos, oportunidades para estar centrados. Por no hablar del provecho utilitarista que aveces podemos sustraer de tales seres: alimento, aromas, medicamentos, madera... y por si fuera poco, oxígeno.

¿Cactus?, pues sí cactus. Paulatinamente los cactus han ido desplazando a otras plantas en mi casa, en parte por la buena adaptación que tienen a la climatología cálida y soleada de mi ciudad, lo cual hace que no requieran excesivos cuidados (con ellos es más fácil pecar por exceso que por defecto), y por otro lado (el primordial) por el regalo visual que ofrecen desde sus caprichosas formas y colores. Una de las cosas que más atrajo mi atención hacia este mundo de puas, fué la exuberante floración que llegan a desarrollar, y que en un principipio ignoraba. Flores con un brillo inigualable, que en algunas variedades adquieren un tamaño exponencialmente mayor que la misma planta, que lo mismo emergen meticulosamente en forma de circulo perfecto para coronar el tallo, que aparecen respondiendo a un libre albedrio abasayador minando el verdor de fondo hasta hacerlo desaparecer bajo una manta de pétalos.

Todo un deleite para ojos pacientes. En algunos casos un cactus puede dar una única flor durante el año (dependiendo de la variedad y de las circunstancias puede tardar varios años), y además cabe la posibilidad de que dure tan sólo unos momentos abierta, horas y aveces unos pocos minutos serán todo lo que podremos disfrutarlas (tampoco es una regla, algunas duran bastantes días, pero hay que reconocer que son las que menos). Aún así la recompensa la puede constatar cualquiera que se avanture en este tipo de cultivo ornamental. Personalmente me produce satisfacción desde que veo como empiezan a despuntar los peliagudos capullos que anuncian la proximidad de la floración, y cuando por fín se despliegan los pétalos para mostrar todo el explendor de estas secuencias luminosas de colorido he de asegurarme de tener a mano algún pañuelo para recogerme la baba. Son muchos los ratos que me paso simplemennte contemplándolas.

Efímeros destellos con los que se representa en forma de metáfora una síntesis de lo esencial. Más allá de comprender los ciclos vitales y demás características de estas plantas, son muchas las lecciones que podemos aprender de nosotr=s mism=s si nos dejamos llevar por la inspiración que irradian. En mi caso me han dado que pensar en ciertos asuntos de la propia naturaleza humana:

Al igual que la moraleja que podemos sacar del ejemplo de la flores del loto o del nenufar que crecen en el lodo, estas flores brotan entre afiladas espinas con las que podemos punzarnos al menor descuido ("...en las condiciones más adversas es donde nace la belleza más sublime, por ejemplo".).

Puede ser suficientemente satisfactorio tener cactus interesándonos unicamente en el "produto final" (... las flores), pero mucho mejor si logramos disfrutar de cada parte del proceso (...Día a día del cultivo). Enfocarnos exclusivamente en metas concretas del futuro puede hacer que nos volvamos obsesiv=s con nuestro propósito, y como el burro que lleva orejeras, sólo veamos lo que hay delante de nuestra nariz perdiéndonos el resto de cosas que nos rodean. Todos esos regalos inesperados que nos hace la vida y que subestimamos y menospreciamos en nuestra miras cerradas. Como en cierta ocasión refirió Jhon Lenon: "La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes."

El hecho de esperar un año entero (o más) para contemplar el espectáculo que abordamos en estas líneas, hace que desarrollemos cualidades que nos ayudaran a crecer como persona, como puede ser el caso de la paciencia, la constancia, la observación, y la aceptación, entre otros. Factores que condicionaran favorablemente nuestra comprensión acerca de la naturaleza cíclica y repleta de peculiaridades que tiene toda vida. El respeto y comprensión de las leyes naturales nos propician puntos importantes de referencia para desenvolvernos armonicamente en cualquier entorno. Realmente poco importa si partimos del cultivo de cactus, o de cualquier otra actividad que nos ponga en contacto con nuestra estado esencial. El aprendizaje y el disfrute de cada instante sobrevienen al centrarnos totalmente en lo que llevamos entre manos, siendo fundamental el cariño que le ponemos a cada una de nuestras acciones.

*** Voy ya poniendo freno a esta ambigua presentación en la que del objetivo original que era mostrar estos EFÍMEROS DESTELLOS, he acabado saltando a pensamientos que han ido aflorando expontaneamente, pero que me apatecía soltar y ahí quedan.

Dejo las puertas abiertas para cuando querais visitar este balcón, tan mio como de cualquiera que quiera hacerlo suyo. ***

miércoles, 22 de septiembre de 2010

MAMMILLARIA BACKEBERGIANA

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